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jueves, 8 de diciembre de 2011

El cambiante campo magnético de la Tierra


Es sabido que la polaridad del campo magnético de la Tierra ha cambiado varias veces a lo largo de su historia. Es decir, si hubiéramos estado aquí hace 800.000 años con una brújula en la mano y  mirando a lo que hoy llamamos Norte, la brújula hubiera indicado Sur.  Muchos “catastrofistas”, tan abundantes últimamente, han tratado de convertir este hecho geológico natural en algo que llevaría a la destrucción de nuestro planeta.  Basándonos en los registros fósiles y geológicos de los que disponemos, se puede afirmar que este proceso no tiene consecuencias dramáticas.

Ilustración del campo magnético. Crédito de la imagen: Peter Reid, Universidad de Edimburgo.

Los cambios de polaridad son la regla, no la excepción. Durante 20 millones de años, la Tierra ha establecido un patrón de cambio de polaridad con un periodo comprendido entre 200.000 y 300.000 años, aunque casi se ha doblado el tiempo desde que ocurrió el último.  Esta inversión de polaridad no es algo que sucede de forma instantánea, más bien es un proceso que dura cientos de miles de años. Durante dicho proceso, los campos magnéticos se transforman tirando y empujando entre ellos y creando múltiples polos que emergen en latitudes extrañas.  Se cree que los cambios de polaridad se han producido cientos de veces durante los últimos 3.000 millones de años.

Los sedimentos obtenidos en el lecho marino proporcionan datos sobre los cambios de polaridad a la vez que los vinculan con los registros fósiles. El campo magnético de la Tierra determina la magnetización y por lo tanto la orientación de las partículas de la lava en el momento de ser depositada en el lecho marino a lo largo de la grieta de la fosa atlántica producida por la separación de las plataformas continentales europea y americana. A medida que la lava se solidifica, va creando un registro de la orientación del campo magnético a lo largo del tiempo.

 Desplazamiento del polo norte magnético durante el siglo XX. Crédito de la imagen: Dixon Rohr

La última vez que se produjo una inversión de la polaridad del campo magnético fue hace 780.000 años en la denominada inversión Brunhes-Matuyama. Los restos fósiles de esa época no indican cambios drásticos en la vida animal o vegetal. Igualmente, los isótopos de oxígeno de los núcleos de los sedimentos de la época no indican cambios en la actividad de los glaciares.

La comunidad científica no está completamente segura sobre las causas que producen el campo magnético en nuestro planeta. La hipótesis comúnmente aceptada es el efecto dinamo producido por el núcleo sólido de hierro rodeado de un fluido metálico líquido a muy alta temperatura.  El movimiento relativo entre estas dos estructuras generaría  un campo magnético de forma análoga al producido en una dinamo. El flujo del metal líquido produce enormes corrientes eléctricas que a su vez generan el campo magnético.

El polo norte magnético se ha desplazado más de 1100 km desde el inicio del siglo XIX, cuando fue localizado por primera vez de forma precisa.  Su movimiento actual ha aumentado y se es estima en unos 70 km al año, cuadruplicando la velocidad de desplazamiento durante los primeros años del siglo XX.

Otra de las hipótesis catastrofistas propone, de forma equivocada, que la inversión de la polaridad dejaría al planeta en un momento dado sin campo magnético, quedando por tanto expuesto a la radiación solar. Aunque es cierto que la intensidad del campo magnético puede variar con el tiempo, no existe evidencia de que desaparezca por completo. Es cierto que un campo magnético más débil permitiría una mayor radiación solar sobre la Tierra, así como auroras boreales in latitudes insospechadas, pero no sería algo letal.


Artículo original: NASA
Traducción: Jesús Canive
Para saber más:  Ciencia@NASA  - The Geodynamo


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