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lunes, 25 de junio de 2012

La sonda Voyager 1 en la última frontera


Después de 35 años de navegación y 18.000 millones de kilómetros recorridos en una misión sin precedentes, la sonda espacial Voyaguer 1 se aproxima a la última frontera de nuestro sistema solar.


Video de la NASA que muestra la posición de la Voyaguer 1

Cuando hablamos de frontera nos estamos refiriendo al límite de la heliosfera, una gran burbuja magnética que rodea al Sol y a sus planetas.  La heliosfera es el propio campo magnético del Sol inflado hasta un tamaño gigantesco por el viento solar.  Fuera de esta burbuja se halla el espacio interestelar, una región en la que nunca se ha adentrado una nave espacial, ni cualquier otra cosa creada por la raza humana.

Uno de los indicios que delatan la proximidad a esta última frontera es el aumento significativo de partículas de alta energía que impactan contra la sonda.  Estas partículas son principalmente protones y núcleos de helio acelerados hasta una velocidad próxima a la de la luz por lejanas supernovas y agujeros negros.  La heliosfera protege al sistema solar de estos proyectiles subatómicos.

Entre enero de 2009 y enero de 2012 ha habido un incremento gradual del 25% en la cantidad de estos rayos cósmicos que han alcanzado la Voyaguer 1.  Pero más recientemente se está observando un aumento aun más rápido.  A partir del 7 de mayo se ha producido un aumento del 5%, síntoma claro de que la soda espacial está muy cerca del límite del sistema solar, a unos 18.000 millones de km de la Tierra.

Los científicos esperan que cuando la nave supere esta frontera se puedan apreciar otros cambios como una desaparición casi completa de las partículas procedentes del Sol, o un cambio en la dirección del campo magnético en torno a la sonda.  Hasta la fecha no se ha producido ninguno de estos cambios, sin embargo todo indica que se producirán en breve.


Para saber más: Voyager


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martes, 19 de junio de 2012

Los dominios de Antares




La región de Antares y Rho Ophiuchi es, a mi gusto, una de las más bonitas del cielo de verano.  Hace tiempo que tenía ganas de fotografiarla, pero me lo han impedido varios factores, entre ellos, el hecho de que desde mi localización solamente lo tengo disponible durante algo más de una hora cada noche en esta época del año.  Finalmente, el pasado fin de semana he podido dedicarle dos noches, aunque la mitad de las tomas han tenido que ser descartadas debido a unas inoportunas nubes altas.

En la parte superior izquierda de la imagen, a pesar de los enormes halos, vemos a Antares, la estrella más brillante de Escorpio.  Se trata de una supergigante roja situada a tan sólo 550 años luz de nosotros. Para hacernos una idea de su descomunal tamaño, pensemos que su radio es tres veces la distancia entre la Tierra y el Sol, sin embargo su masa es de tan sólo 15 masas solares, lo que indica que está en su fase de expansión, próxima a estallar como supernova, cosa que sucederá en el próximo millón de años.

Debajo de Antares vemos a M4, un cúmulo globular situado a unos 7.200 años luz de nosotros.  Aunque esta distancia pueda parecer muy grande, en realidad M4 es, con toda probabilidad, el cúmulo globular más cercano a la Tierra de todos los que envuelven nuestra galaxia.  Se aleja de nosotros a la increíble velocidad de 250.000 km/h.

En la imagen se aprecian varias nebulosas de reflexión, en las que el polvo y el gas interestelar reflejan la luz de las estrellas que rodean.  También puede verse una enorme zona oscura con un tamaño de más de 100 años luz en la que la luz queda bloqueada en su viaje hacia nosotros por las densas zonas polvo y gas.

La imagen fue tomada con el telescopio Takahashi FSQ-106 y la CCD SBIG STL-11000, desde Sigüenza, Guadalajara, las noches del 15 y 16 de junio de 2012.  Las tomas han sido calibradas y procesadas con Pixinsight.


lunes, 4 de junio de 2012

James Cook y el tránsito de Venus

Los primeros registros de observaciones del tránsito de Venus fueron realizados por el astrónomo inglés Jeremiah Horrocks el 4 de diciembre de 1639. Horrocks pudo constatar que los tránsitos ocurrían de dos en dos separados por pocos años y que estos grupos de dos tránsitos estaban separados entre sí por algo más de un siglo.
A finales del siglo XVII, el astrónomo inglés Edmund Halley desarrolló un método para poder medir la distancia al Sol utilizando para ello mediciones precisas del tiempo que tardaba Venus en atravesar el disco solar y realizadas desde varios puntos de la superficie terrestre suficientemente separados.
James Cook
El tránsito de Venus más célebre fue el del 3 de junio de 1761 y pudo ser observado desde distintos puntos del planeta.  Una de dichas observaciones fue realizada por el entonces Teniente James Cook que navegó hasta Tahití junto al astrónomo Charles Green a bordo del HSM Endeavour. La isla había sido descubierta apenas un año antes y para llegar a ella había que navegar miles de millas de un mar apenas navegado y sin una cartografía de referencia fiable.
La Royal Academy financió este viaje ya que un siglo después de que Halley estableciera el método para calcular la distancia al Sol, aun no se disponía de los datos precisos que permitieran realizar dicho cálculo. Tener una idea, aunque fuera aproximada, de la distancia a nuestra estrella no era un tema menor, dado que a partir de dicha distancia podrían averiguarse el resto de distancias del sistema solar. La clave estaba pues en Venus. No se podía dejar pasar la oportunidad.

Llegaron a las costas de Tahití seis semanas antes del acontecimiento para poder prepararse para la observación de forma adecuada. Tuvieron tiempo incluso de construir un pequeño fuerte –hoy lo llamaríamos observatorio– para proteger el material de observación de la población indígena.
Cook y Green tuvieron serias dificultades a la hora de precisar las mediciones de tiempo del segundo y tercer contacto debido al efecto de “gota negra”.  Se trata de un efecto óptico que produce una macha negra que parece unir el borde del planeta con el borde del disco solar cuando ambos están muy próximos y que hace difícil precisar con exactitud el momento en el que coinciden. A pesar de esta dificultad las mediciones realizadas por Cook y Green diferían en tan solo 6 segundos.
Dibujos del tránsito de James Cook en los que se puede apreciar el efecto de gota negra.
Este viaje de observación tiene un significado especial para los australianos ya que tras haber completado con éxito las observaciones programadas, James Cook abrió las órdenes selladas del Almirantazgo Británico en las que se le ordenaba la búsqueda del desconocido continente austral.  No llegó a encontrar las míticas tierras pero en su búsqueda encontró Nueva Zelanda y Nueva Gales del Sur, reclamándolas para la corona británica.

HMS Endeavour.
El Endeavour atracó en Yakarta durante un periodo de 10 semanas para realizar reparaciones. En dicho puerto 7 marineros fallecieron de malaria. Alarmado, Cook abandono Yakarta tan pronto como le fue posible, pero el daño ya estaba hecho. Finalmente el número de fallecidos ascendió a 46, incluyendo al propio astrónomo Charles Green.

En julio de 1771 Cook regresa a Inglaterra a bordo del navio Deal. La tripulación superviviente del Endeavour regresaba por fin tras circumnanvegar el planeta en un viaje épico.
La expedición de Cook a menudo ha sido comparada con una misión espacial en la que se ponían a prueba las más recientes teorías científicas, utilizando para ello los instrumentos punteros del momento desplazándose a través de un medio hostil en una nave vulnerable y sin apenas referencias de navegación. La travesía del Endeavour recuerda mucho a las misiones Apolo.


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