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jueves, 16 de agosto de 2012

Nuevo sistema para predecir las erupciones solares


Un grupo de investigadores podría haber descubierto un nuevo método para predecir las erupciones solares con una antelación de más de un día. Saber con antelación cuándo se producen estos fenómenos puede ayudar a proteger los satélites, las redes eléctricas y a los astronautas, de las radiaciones potencialmente peligrosas.

Erupción solar. Crédito NASA.

El sistema funciona midiendo las diferencias de radiación gamma emitida cuando átomos de algunos elementos radiactivos decaen, o pierden energía. Hasta ahora era comúnmente aceptado que la tasa de decaimiento es constante, sin embargo los hallazgos recientes parecen desafiar esa regla.

La nueva técnica de detección se basa en la hipótesis de que las tasas de decaimiento radiactivo están influenciadas por la actividad solar, posiblemente por flujos de partículas subatómicas llamadas neutrinos. Según esta hipótesis, esta influencia puede aumenta y disminuir debido a cambios estacionales en la distancia entre la Tierra y el Sol y también durante las erupciones solares. Los datos  publicados en una docena de trabajos de investigación parecen apoyarla.

La investigación está dirigida por Ephraim Fischbach, profesor de Física de la Universidad de Purdure y por Jere Jenkins, un ingeniero nuclear y director de los laboratorios de radiación en la escuela de Ingeniería Nuclear. Jenkins, comprobó en 2006 mediante un detector instalado en su laboratorio que la tasa de decaimiento de una muestra radiactiva cambiaba ligeramente. Dicho cambio se iniciaba 39 horas antes de una gran llamarada solar.

Desde entonces, los investigadores han estado examinando variaciones similares en las tasas de decaimiento antes de las erupciones solares, así como las resultantes de las posiciones de la Tierra a lo largo de su órbita alrededor del Sol. Los nuevos hallazgos aparecieron la semana pasada en la revista Astroparticle Physics.

Por primera vez se ha utilizado el mismo isótopo en dos experimentos diferentes en dos laboratorios diferentes, y básicamente se ha observado el mismo efecto. Los datos mostraron una clara variación en la tasa de decaimiento de un isótopo radiactivo llamado cloro 36, con la tasa más alta en enero y febrero y la tasa más baja en julio y agosto, durante un período de observación entre julio de 2005 y junio de 2011.

Las erupciones solares pueden producir una eyección de masa de la corona solar con partículas de alta energía, que pueden interactuar con la magnetosfera de la Tierra, provocando tormentas geomagnéticas que pueden afectar a las plantas de energía. Dentro del ciclo solar de 11 años, se espera que la actividad solar alcance su máximo durante el próximo año, lo que podría provocar fuertes tormentas solares.

Las tormentas solares pueden ser especialmente devastadoras si la erupción está orientada directamente hacia la Tierra. Una enorme tormenta solar, llamada el evento Carrington, alcanzó la Tierra en 1859, en una época en la que la infraestructura eléctrica se limitaba a líneas telegráficas.

Hubo tanta energía durante esa tormenta solar que los cables de telégrafo se veían brillar y las auroras boreales fueron visibles desde Cuba. Ahora, sin embargo tenemos una sofisticada infraestructura de satélites, redes eléctricas y todo tipo de material electrónico por lo que una tormenta de esta magnitud sería catastrófica. Tener una advertencia de día y medio podría ser realmente útil para evitar daños.

Fuente: Prude University

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