Nació en Pisa (hoy Italia) el 15 de febrero de 1564.
Murió cerca de Florencia (hoy Italia) el 8 de Enero de 1642.
Los padres de Galileo Galilei fueron Vincenzo Galilei y Giulia Ammannati. Vincenzo, que nació en Florencia en 1520, era profesor de música y un excelente intérprete de laúd. Tras estudiar música en Venecia llevó a cabo experimentos con las cuerdas para apoyar sus teorías musicales. Julia, que nació en Pescia, se casó con Vincenzo en 1563 y establecieron su hogar en el campo, cerca de Pisa. Galileo fue su primer hijo y pasó sus primeros años con su familia en Pisa.
En 1572, cuando Galileo tenía ocho años, su familia regresó a Florencia, ciudad natal de su padre. Sin embargo, Galileo permaneció en Pisa y vivió durante dos años con Muzio Tedaldi que era pariente de la madre de Galileo por matrimonio. A la edad de diez años, Galileo abandonó Pisa para unirse a su familia en Florencia y allí fue instruido por Jacopo Borghini. Una vez que tuvo edad suficiente para ser educado en un monasterio, sus padres lo enviaron al monasterio Camaldolese en Vallombrosa que está situada en una colina boscosa a 33 km al sureste de Florencia. La Orden Camaldolese era independiente de la orden benedictina de la que se había separado en 1012. La orden combinaba la vida solitaria del ermitaño con la estricta vida del monje y pronto, al joven Galileo, empezó a gustarle este tipo de vida. Se convirtió en un novicio, con la intención de unirse a la Orden, pero esto no fue del agrado de su padre, quien ya había decidido que su hijo primogénito, sería médico.
Vincenzo dispuso la vuelta de Galileo a Florencia y le hizoabandonar la idea de unirse a la orden Camaldolese. Continuó con sus estudios en Florencia, aunque, en una escuela dirigida por los monjes Camaldolese. En 1581 Vincenzo envió Galileo de nuevo a Pisa para vivir de nuevo con Muzio Tedaldi, esta vez para inscribirse, a fin de obtener un título de medicina, en la Universidad de Pisa. Aunque la idea de seguir la carrera de medicina nunca pareció haber atraído a Galileo, el deseo de su padre era comprensible ya que había habido un médico distinguido en su familia en el siglo anterior. Galileo nunca pareció tomar en serio los estudios de medicina, asistía sin embargo a cursos que realmente le interesaban como las matemáticas y la filosofía natural. Su profesor de matemáticas en Pisa fue Filippo Fantoni, que ocupó la cátedra de matemáticas. Galileo regresó a Florencia para las vacaciones de verano y allí continuó estudiando matemáticas.
En el año 1582-83 Ostilio Ricci, que era el matemático de la corte de Toscana y un antiguo alumno de Tartaglia, impartió un curso sobre los Elementos de Euclides en la Universidad de Pisa al que Galileo asistió. Durante el verano de 1583 Galileo regresó a Florencia con su familia y Vincenzo le animó a leer a Galeno para ampliar sus estudios de medicina. Sin embargo Galileo, todavía reacio a estudiar medicina, invitó a Ricci (quien también estaba en Florencia, donde la corte de Toscana pasaba el verano y el otoño) a su casa para conocer a su padre. Ricci intentó persuadir a Vincenzo para que permitiera a su hijo estudiar matemáticas ya que era eso lo que le interesaba. A Vincenzo no le gustó la idea y se resistió con fuerza pero al final cedió un poco y Galileo pudo estudiar las obras de Euclides y Arquímedes a partir de las traducciones al italiano que había hecho Tartaglia. Por supuesto que aún estaba oficialmente inscrito como estudiante de medicina en Pisa, pero finalmente, en 1585, abandonó el curso y se fue sin completar sus estudios.
Galileo comenzó a enseñar matemáticas, primero en privado, en Florencia y luego en 1585-86 en Siena, donde ocupó un puesto público. Durante el verano de 1586 enseñó en Vallombrosa, y en este año escribió su libro científico La Balancitta (La Pequeña Balanza) en el que se describe el método de Arquímedes “de encontrar las gravedades específicas” (es decir, las densidades relativas) de las sustancias con una balanza. Al año siguiente viajó a Roma para visitar a Clavius que era profesor de matemáticas en el Colegio Romano Jesuita. Un tema que era muy popular entre los matemáticos jesuitas de la época, era el centro de gravedad y Galileo trajo consigo algunos resultados que había descubierto sobre este tema. A pesar de causar a Clavius una impresión muy favorable, Galileo no consiguió ser nombrado para enseñar matemáticas en la
Universidad de Bolonia.
Después de dejar Roma, Galileo permaneció en contacto por correspondencia con Clavius, igualmente mantuvo correspondencia de forma regular con Guidobaldo del Monte. Ciertamente los teoremas que Galileo había probado sobre los centros de gravedad de los sólidos, y que dejó en Roma, fueron discutidos en esta correspondencia. También es probable que Galileo recibiera apuntes de los cursos impartidos en el Colegio Romano, ya que hizo copias de ese material que aún sobreviven en la actualidad. La correspondencia comenzó alrededor de 1588 y continuó durante muchos años. También en 1588 Galileo recibió una prestigiosa invitación para dar una conferencia sobre las dimensiones y la ubicación del infierno en el Inferno de Dante en la Academia de Florencia.
Fantoni abandonó la cátedra de matemáticas en la Universidad de Pisa en 1589 y Galileo fue nombrado para ocupar el puesto (aunque esto era sólo una posición nominal para proporcionar apoyo financiero a Galileo). No sólo recibió recomendaciones por parte de Clavius, sino que también había adquirido una excelente reputación a través de sus conferencias en la Academia de Florencia en el año anterior. El joven matemático había conseguido rápidamente la reputación necesaria para obtener un puesto como ese, aunque tenía aspiraciones aún más altas. Galileo pasó tres años en este puesto en la
universidad de Pisa y durante este tiempo escribió De Motu una serie de ensayos sobre la teoría del movimiento que nunca publicó. Es probable que nunca publicara este material porque no estaba completamente satisfecho con él, algo que parece razonable, ya que a pesar de que contiene algunos avances importantes, también contenía algunas ideas incorrectas. Tal vez la idea innovadora más importante que contiene Motu, es que se pueden probar las teorías realizando experimentos. En concreto, la obra contiene la importante idea de que uno podría poner a prueba las teorías sobre la caída de los cuerpos usando un plano inclinado para ralentizar la velocidad de descenso.
En 1591, murió Vincenzo Galilei, padre de Galileo, y dado que Galileo era el hijo mayor, tuvo que proporcionar apoyo financiero para el resto de la familia y en particular, facilitar los medios financieros necesarios para proveer de dotes a sus dos hermanas menores. Ser profesor de matemáticas en Pisa no estaba bien pagado, por lo que Galileo buscó un puesto mejor remunerado. Con buenas recomendaciones de Guidobaldo del Monte, Galileo fue nombrado profesor de matemáticas en la Universidad de Padua (la universidad de la República de Venecia) en 1592 con un salario tres veces superior a lo que había recibido en Pisa. El 7 de diciembre 1592, dio su conferencia inaugural y comenzó un período de dieciocho años en la universidad, periodo que más tarde describió como el más feliz de su vida. En Padua sus obligaciones eran principalmente enseñar la geometría de Euclides y la astronomía estándar (geocéntrica) a los estudiantes de medicina, que tendrían que saber algo de astronomía con el fin de hacer uso de la astrología en su práctica de la medicina. Sin embargo, Galileo argumentó en contra de la idea de Aristóteles de la astronomía y la filosofía natural, en tres conferencias públicas que dio en relación con la aparición de una nueva estrella (ahora conocida como la supernova de Kepler) en 1604. La creencia en este momento era la de Aristóteles, es decir, que todos los cambios en los cielos tenían que ocurrir en la región lunar cerca de la Tierra, el reino de las estrellas fijas, que era permanente. Galileo usó argumentos de paralaje para probar que la Nueva Estrella no podía estar cerca de la Tierra. En una carta personal escrita a Kepler en 1598, Galileo afirmó que era un copernicano (creyente en las teorías de Copérnico). Sin embargo, ninguna señal pública de esta creencia habría de aparecer hasta muchos años después.
En Padua, Galileo comenzó una larga relación con María Gamba, que era de Venecia, pero no se casaron quizá porque Galileo sentía que su situación financiera no era lo suficientemente holgada. En 1600 nació su primera hija, Virginia, seguida de una segunda hija, Livia, en el año siguiente. En 1606 nació su hijo Vincenzo.
Ya hemos mencionado un error en la teoría de Galileo sobre el movimiento tal como lo expuso en De Motu alrededor de 1590. Estaba muy equivocado en su creencia de que la fuerza que actúa sobre un cuerpo era la diferencia relativa entre su peso específico y el de la sustancia a través del cual se movía. Galileo escribió a su amigo Paolo Sarpi, un excelente matemático, consejero del gobierno de Venecia, en 1604 y se desprende de su carta que en ese momento ya se había dado cuenta de su error. De hecho, había vuelto a trabajar en la teoría del movimiento en 1602 y durante los siguientes dos años, a través de su estudio de los planos inclinados y el péndulo, había formulado la ley correcta de la caída de los cuerpos y había calculado que un proyectil sigue una trayectoria parabólica. Sin embargo, estos famosos resultados no serían publicados hasta 35 años más tarde.
En mayo de 1609, Galileo recibió una carta de Paolo Sarpi hablándole de un catalejo que un holandés había mostrado en Venecia. Galileo escribió en El Mensajero de las Estrellas (Sidereus Nuncius) en abril de 1610:
Hace unos diez meses llegó a mis oídos que un tal Fleming había construido un catalejo por medio del cual los objetos visibles, aunque se encuentren muy lejos del observador, pueden verse claramente como si estuvieran cerca. De este efecto realmente destacable se contaron varias experiencias, en las que algunas personas creen, mientras que otros se las niegan. Pocos días después, la información fue confirmada por una carta que recibí de un francés de París, Jacques Badovere, que hizo que me pusiera a investigar con gran dedicación los medios por los cuales se podría llegar a la invención de un instrumento similar, cosa que logré poco después, siendo mi base la doctrina de la refracción.
A partir de estos informes, y usando sus propias habilidades técnicas como matemático y como artesano, Galileo comenzó a construir una serie de telescopios cuyo rendimiento óptico era mucho mejor que el del instrumento holandés. Su primer telescopio fue hecho a partir de lentes disponibles proporcionando casi cuatro aumentos. Para obtener mejores resultados, Galileo aprendió a esmerilar y pulir sus propias lentes y en agosto de 1609 construyó un instrumento que daba entre ocho y nueve aumentos. Galileo vio inmediatamente las aplicaciones comerciales y militares de su telescopio (que él llamó un perspicillum) para los buques en el mar. Mantuvo informado de sus progresos a Sarpi y este organizó una demostración para el Senado de Venecia. Quedaron muy impresionados y, a cambio de un gran aumento en su salario, Galileo cedió los derechos exclusivos de fabricación de telescopios al Senado de Venecia. Al parecer, una gran jugada por su parte, ya que él seguramente sabía que tales derechos carecían de sentido, sobre todo porque siempre reconoció que el telescopio no era su invento.
A finales de 1609, Galileo dirigió su telescopio hacia el cielo nocturno y comenzó a hacer descubrimientos notables. Swerdlow escribe:
En unos dos meses, diciembre y enero, hizo más descubrimientos que cambiaron el mundo de lo que nadie ha hecho nunca antes ni después.
Los Descubrimientos astronómicos que realizó con sus telescopios fueron descritos en un libro breve llamado El Mensajero de los Astros Publicado en Venecia en mayo de 1610. Este Trabajo causo sensación. Galileo afirmó haber visto montañas en la luna, haber demostrado que la Vía Láctea estaba formada por diminutas estrellas, y haber visto cuatro pequeños cuerpos orbitando
Júpiter. Nombró a estos últimos “Estrellas Médici” con miras a obtener un puesto en Florencia. Con el mismo propósito envió un excelente telescopio a Cósimo de Médici, El Gran Duque de La Toscana.
Júpiter. Nombró a estos últimos “Estrellas Médici” con miras a obtener un puesto en Florencia. Con el mismo propósito envió un excelente telescopio a Cósimo de Médici, El Gran Duque de La Toscana.
El Senado de Venecia, quizá dándose cuenta de que los derechos para fabricar telescopios que Galileo les había dado eran inútiles, congeló su salario. Sin embargo, él había logrado impresionar a Cósimo y, en junio de 1610, sólo un mes después de su famoso libro fuera publicado, Galileo renunció a su puesto en Padua y se convirtió en Jefe Matemático en la Universidad de Pisa (sin deberes de enseñanza) y Matemático y Filósofo para el Gran Duque de Toscana. En 1611 visitó Roma donde fue tratado como una celebridad, y el Colegio Romano organizó una gran cena con discursos sobre los notables descubrimientos en honor a Galileo. También fue nombrado miembro de la Accademia dei Lincei (de hecho el sexto miembro) y esto fue un honor que era especialmente importante para Galileo quien a partir de ese momento firmará como “Galileo Galilei Linceo".
Durante su estancia en Roma, y tras su regreso a Florencia, Galileo continuó realizando observaciones con su telescopio. Ya en el Mensajero de los Astros había dados períodos“grosso modo” de las cuatro lunas de Júpiter, pero los cálculos más precisos no resultaron fáciles, ya que era difícil determinar a partir de una observación qué luna se está observando, cual era la II, cual era la III y cual la IV. Hizo una larga serie de observaciones y fue capaz de dar periodos precisos en 1612. En un momento del cálculo se vio muy confundido ya que los datos que había grabado parecían estar en consonancia, pero se había olvidado de tener en cuenta el movimiento de la Tierra alrededor del Sol.
Galileo dirigió su telescopio hacia Saturno por primera vez el 25 de julio de 1610 observando lo que parecían ser tres cuerpos (su telescopio no era lo suficientemente preciso para mostrar los anillos y los hacía aparecer como lóbulos a cada lado del planeta). Observaciones continuadas resultaron desconcertantes para Galileo cuando los cuerpos laterales se desvanecieron al disminuir el ángulo del plano de los anillos. También en 1610 descubrió que, visto en el telescopio, el planeta Venus mostraba fases como las de la Luna, y por lo tanto debía orbitar el Sol no la Tierra. Esto no le permite a uno decidir entre el sistema de Copérnico, en el que todo gira alrededor del Sol, y el propuesto por Tycho Brahe en el que todo, excepto la Tierra (y la Luna) gira alrededor del Sol que a su vez gira alrededor de la Tierra. La mayoría de los astrónomos de la época, de hecho, favoreció el sistema de Tycho Brahe y ciertamente poder distinguir entre los dos mediante la experimentación estaba fuera del alcance de los instrumentos de la época. Sin embargo, Galileo sabía que todos sus descubrimientos apoyaban el copernicanismo, aunque no eran una prueba. De hecho, fue su teoría de la caída de los cuerpos, que fue la más significativa en este sentido porque los opositores de un movimiento de la Tierra argumentaban que si la Tierra giraba y un cuerpo se deja caer desde una torre, este debe caer detrás de la torre dado que la Tierra gira mientras el cuerpo cae. Como esto no se observó en la práctica, se tomó como una fuerte evidencia de que la Tierra era estacionaria. Sin embargo Galileo ya sabía que un cuerpo caería en la forma observada sobre una Tierra en rotación.
Otras observaciones hechas por Galileo incluyeron la observación de las manchas solares. Se informó de estas en Discurso de los Cuerpos Flotantes que publicó en 1612 y con más detalle en Cartas sobre las Manchas Solares que apareció en 1613. En los años siguientes, sus dos hijas entraron en el convento franciscano de San Mateo las afueras de Florencia, Virginia tomando el nombre de Hermana María Celeste y Livia el nombre de Hermana Arcángela. Dado que habían nacido fuera del matrimonio, Galileo creyó que ellas mismas tampoco deberían casarse. Aunque Galileo presentó muchas teorías revolucionarias correctas, no estuvo acertado en todos los casos. En particular cuando aparecieron tres cometas en 1618 se vio envuelto en una controversia sobre la naturaleza de los cometas. Sostuvo que estaban cerca de la Tierra y causados por la refracción óptica. Una consecuencia grave de este argumento desafortunado fue que los jesuitas comenzaron a ver a Galileo como un peligroso oponente.
A pesar de su apoyo privado al copernicanismo, Galileo intentó evitar la controversia no realizando declaraciones públicas sobre el tema. Sin embargo, se vio envuelto en la controversia por medio de Castelli quien había sido nombrado para la cátedra de matemáticas en Pisa en 1613. Castelli había sido un estudiante de Galileo y era también un partidario de Copérnico. En una reunión en el palacio de los Médicis en Florencia en diciembre de 1613 con el Gran Duque Cósimo II y su madre, la Gran Duquesa Cristina de Lorena, Castelli le pidió que explicara las aparentes contradicciones entre la teoría copernicana y la Sagrada Escritura. Castelli defendió la posición copernicana vigorosamente y escribió a Galileo después contándole lo acertado que había estado en la argumentación. Galileo, menos convencido de que Castelli había ganado la discusión, escribió la carta a Castelli argumentando que la Biblia tenía que ser interpretada a la luz de lo que la ciencia había demostrado que es verdad. Galileo tenía varios adversarios en Florencia y estos se aseguraron de que una copia de la carta a Castelli fuera enviada a la Inquisición en Roma. Sin embargo, después de examinar su contenido encontraron poco a lo que podían objetar.
La figura más importante de la Iglesia Católica en este momento en lo referente a las interpretaciones de la Sagrada Escritura era el Cardenal Roberto Bellarmino. Parece que en este momento vio pocas razones para que la Iglesia se preocupara por la teoría de Copérnico. La cuestión era si Copérnico simplemente había propuesto una teoría matemática más simple que permitía el cálculo de las posiciones de los cuerpos celestes o si estaba proponiendo una realidad física. En este momento Belarmino vio la teoría como una teoría matemática elegante que no amenazaba la creencia cristiana establecida en lo relativo a la estructura del universo.
En 1616 Galileo escribió la Carta a la Gran Duquesa, en la que atacaba vigorosamente a los seguidores de Aristóteles. En este trabajo, que se dirigió a la Gran Duquesa Cristina de Lorena, defendía con fuerza una interpretación no literal de las Sagradas Escrituras, cuando la interpretación literal estuviera en contradicción con los hechos sobre el mundo físico probados por la ciencia matemática. En esta carta Galileo afirma claramente que para él la teoría de Copérnico no es sólo una herramienta matemática de cálculo, sino una realidad física:
Yo sostengo que el Sol está situado en el centro de las revoluciones de los orbes celestes y no cambia de lugar, y que la Tierra gira sobre sí misma y se mueve a su alrededor. Además ... Puedo confirmar este punto de vista no sólo refutando los argumentos de Ptolomeo y de Aristóteles, sino también produciendo muchos por el lado opuesto, sobre todo algunos relacionados con los efectos físicos cuyas causas quizá no se pueden determinar de otra manera, y otros descubrimientos astronómicos, estos descubrimientos claramente refutan el sistema de Ptolomeo, y están de acuerdo admirablemente con esta otra posición y la confirman.
El Papa Pablo V ordenó a Bellarmino que la Sagrada Congregación del Índice decidiera sobre la teoría copernicana. Los cardenales de la Inquisición se reunieron el 24 de febrero 1616 y recabaron pruebas de los expertos en teología. Estos condenaron las enseñanzas de Copérnico y Bellarmino comunicó su decisión a Galileo que no había estado implicado personalmente en el juicio. A Galileo se le prohibió mantener los puntos de vista de Copérnico, pero los acontecimientos posteriores hicieron disminuir su preocupación por esta decisión de la Inquisición. El más importante fue la elección de Maffeo Barberini, que era un admirador de Galileo, como el Papa Urbano VIII. Esto sucedía cuando el libro de Galileo Il Saggiatore (El Ensayador) estaba a punto de ser publicado por la Accademia dei Lincei en 1623 y Galileo se apresuró a dedicar este trabajo al nuevo Papa. La obra describe el nuevo método científico de Galileo y contiene una famosa cita en relación con las matemáticas:
La filosofía está escrita en este gran libro, el universo, que permanece continuamente abierto a nuestra mirada. Pero el libro no puede entenderse a menos que primero se aprenda a comprender el idioma y leer los caracteres en que está escrito. Está escrito en el lenguaje de las matemáticas y sus caracteres son triángulos, círculos y otras figuras geométricas sin las cuales es humanamente imposible entender una sola palabra de él, sin los cuales uno está metido en un oscuro laberinto.
El papa Urbano VIII invitó a Galileo a audiencias papales en seis ocasiones y llevó a Galileo a creer que la Iglesia católica no sería un problema para la teoría copernicana. Galileo, por lo tanto, decidió publicar sus puntos de vista creyendo que podía hacerlo sin consecuencias graves por parte de la Iglesia. Sin embargo en esta etapa de su vida, la salud de Galileo era precaria, con frecuentes episodios de enfermedad grave y por lo tanto a pesar de que comenzó a escribir su famoso Diálogo en 1624, le llevó seis años completar la obra.
Galileo intentó obtener permiso de Roma para publicar el Diálogo en 1630, pero esto no resultó fácil. Con el tiempo recibió permiso de Florencia, y no de Roma. En febrero de 1632 Galileo publicó Diálogo sobre los dos principales sistemas del mundo, el de Tolomeo y el de Copérnico. Tomando la forma de un diálogo entre Salviati, quien argumenta a favor del sistema copernicano, y Simplicio que es un filósofo aristotélico. El clímax del libro es un argumento por Salviati a favor de que la Tierra se mueve, basado en la teoría de Galileo de las mareas. La teoría de Galileo de las mareas era completamente errónea a pesar de ser postulada después de que Kepler ya había presentado la explicación correcta. Es una lástima que dadas las grandes verdades contenidas en el Diálogo, el argumento que Galileo utilizó para dar la prueba más fuerte de la teoría de Copérnico, fuese incorrecto.
Poco después de la publicación del Diálogo sobre los dos principales sistemas del mundo, el de Tolomeo y el de Copérnico, la Inquisición prohibió su venta y ordenó a Galileo comparecer en Roma. La enfermedad le impidió viajar a Roma hasta 1633. La acusación contra Galileo en el juicio que siguió, fue que había violado las condiciones establecidas por la Inquisición en 1616. Sin embargo, en el juicio se presentó una versión de esta decisión distinta de la que la que se le había dado a Galileo anteriormente. La verdad de la teoría de Copérnico no era un problema, por lo tanto, se tomó como un hecho en el juicio que esta teoría era falsa. Esto era lógico, por supuesto, dado que la sentencia de 1616 la había declarado totalmente falsa.
Encontrado culpable, Galileo fue condenado a cadena perpetua, pero la sentencia se llevó a cabo con indulgencia y se le permitió el arresto domiciliario en lugar de ingresar en prisión. Pudo vivir primero con el arzobispo de Siena, para luego regresar a su casa en Arcetri, cerca de Florencia, pero tuvo que pasar el resto de su vida vigilado por oficiales de la Inquisición. En 1634 sufrió un duro golpe cuando murió su hija Virginia, la hermana María Celeste. Había sido un gran apoyo a su padre durante su enfermedad y Galileo quedó destrozado y no pudo trabajar durante muchos meses. Cuando se las arregló para volver al trabajo, comenzó a escribir los Discursos y demostraciones matemáticas sobre dos nuevas ciencias.
Después de que Galileo hubo completado el trabajo sobre los Discursos , este fue sacado clandestinamente de Italia, y llevado a Leyden en Holanda donde se publicó. Fue su trabajo matemático más riguroso, que trata los problemas sobre el impulso, la inercia y los centros de gravedad. Mucho de este trabajo volvió a las ideas no publicadas en De Motu alrededor de 1590 y las mejoras en las que había trabajado durante 1602-1604. En los Discursos desarrolló sus ideas sobre el plano inclinado escribiendo:
Supongo que las velocidades adquiridas por un mismo objeto móvil sobre diferentes inclinaciones del plano son iguales cuando las alturas de esos planos son iguales.
A continuación, se describió un experimento usando un péndulo para verificar la propiedad de los planos inclinados y usó estas ideas para formular un teorema sobre la aceleración de los cuerpos en caída libre:
El tiempo en el que se recorre una distancia determinada por un objeto en movimiento bajo aceleración uniforme a partir del reposo, es igual al tiempo en el que se recorrería la misma distancia por el mismo objeto móvil desplazándose a una velocidad uniforme igual a la mitad de la velocidad máxima y final del movimiento uniformemente acelerado anterior.
Después de dar más resultados de este tipo, mostró su famoso resultado de que la distancia que recorre un cuerpo que se mueve desde el reposo con aceleración uniforme es proporcional al cuadrado del tiempo empleado.
Se podría esperar que la comprensión de Galileo del péndulo, que tuvo desde que era joven, le llevaría a diseñar un reloj de péndulo. Sin embargo, sólo parece haber pensado en esta posibilidad al final de su vida y alrededor de 1640 diseñó el primer reloj de péndulo. Galileo murió a principios de 1642, pero quien realmente se dio cuenta del significado de su diseño fue su hijo Vincenzo que intentó hacer un reloj a partir del diseño de Galileo, pero fracasó.
Fue un triste final para un hombre tan grande morir condenado por herejía. Su voluntad indicó que deseaba ser enterrado junto a su padre en la tumba familiar en la Basílica de Santa Croce, pero sus parientes temían, con razón, que esto provocaría la oposición de la Iglesia. Su cuerpo fue ocultado y no reposó en una tumba en la iglesia hasta 1737 cuando así lo decidieron las autoridades civiles en contra de los deseos de muchos en la Iglesia. El 31 de octubre de 1992, 350 años después de la muerte de Galileo, el Papa Juan Pablo II pronunció un discurso en nombre de la Iglesia Católica en el que admitió que se cometieron errores por parte de los asesores teológicos en el caso de Galileo. Declaró cerrado el caso de Galileo, pero no admitió que la Iglesia se equivocó al condenarle por un cargo de herejía por su creencia de que la Tierra gira alrededor del Sol.
Artículo: J J O'Connor y E F Robertson
Mac Tutor History of Mathematics
Traducción: Jesús Canive
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