Steve Nerlich
Debería empezar admitiendo que soy
escéptico con la panspermia. Simplemente no veo el punto de la misma. Es decir,
puedo aceptar la posibilidad de que tal vez la vida se originó en otro lugar y
de alguna manera fue transportada a la Tierra, pero por un lado eso tan sólo
traslada el problema del origen de la vida a otra ubicación y por otro,
parece casi imposible transportar intacto cualquier material biológico que
conocemos a través de las vastas distancias del espacio durante las enormes
extensiones de tiempo que serían necesarias.
Tras sopesar las probabilidades de que la vida se produzca espontáneamente en
la Tierra versus la panspermia, yo apostaría mi dinero por la opción que
propone que la vida que surgió espontáneamente en la Tierra como el escenario
más probable, y pagaría mi apuesta de buen grado si me equivoco. Después de
todo, es muy posible que seamos capaces de responder a esta pregunta de una
manera u otra en un futuro no muy lejano.
Si la panspermia realmente funciona, lo haría de esta forma. El impacto de un
meteorito en la superficie de un planeta que alberga vida produce una
proyección de fragmentos, una pequeña proporción de los cuales alcanza la
velocidad de escape. En este sentido, las probabilidades de salida del sistema
estelar son mayores para un grano de polvo minúsculo que para un gran objeto
rocoso. Esto es debido a que el grano de polvo es lo suficientemente pequeño
como para ser propulsado por la presión de radiación solar, mientras un objeto
con mayor masa sólo va a poder salir despedido fuera del sistema estelar
gracias a una secuencia estadísticamente improbable de interacciones
gravitatorias.
Pero un grano de polvo no ofrecería ninguna protección a un material biológico
aferrado a él. Además del peligro de la radiación estelar del propio sistema,
también se verá afectado por los rayos cósmicos, que son una combinación de
viento estelar y otras partículas de alta energía procedente del exterior del sistema
estelar.
Una alternativa a la hipótesis de grano de polvo minúsculo es imaginar algún
tipo de material biológico, situado bajo la superficie de un objeto mayor, como
un asteroide. Desde un punto de vista estadístico, es mucho menos probable que
dicho objeto pueda salir despedido fuera de un sistema estelar extraterrestre
pero, incluso si es sólo una posibilidad entre un millón, ese material
biológico, enterrado en el asteroide, estaría protegido de la radiación estelar
y de los rayos cósmicos, aumentando la probabilidad de poder ser transportado a
un destino lejano. Sin embargo, un viaje interplanetario o incluso interestelar
implica moverse en un ambiente extremadamente frío, lo que supone un problema
significativo para cualquier forma de vida que dependa del agua líquida.
Por supuesto, el universo puede estar lleno de formas de vida que no necesiten
agua líquida y que también pueden ser altamente resistentes a la radiación y
los rayos cósmicos. Sin embargo, la idea de la panspermia, es ofrecer una
explicación al origen de la vida en la Tierra. Una vez más, parece mucho más
probable decir, que la vida tal como la conocemos surgió en el entorno del agua
líquida que ya estaba aquí en la Tierra, protegida de la radiación y los rayos
cósmicos por el escudo de la atmósfera y la magnetosfera.
Por tanto, la única razón para apelar a la panspermia como origen de la vida en
la Tierra es si se argumenta que no hubo tiempo suficiente para que sucediera
en la Tierra, y sí lo hiciera en algún otro lugar.
Para la Tierra, el plazo potencial para que la vida surgiera espontáneamente
abarca desde el momento en el que se estableció un ambiente relativamente
estable y con una superficie sólida, no fundida, que se cree sucedió hace
alrededor de 4.300 millones de años, hasta que se produce la primera evidencia
de vida hallada en la Tierra, que es alrededor de 3.800 millones años. Por lo
tanto unos 500 millones de años, que no es poco.
Hay un argumento, quizás espurio, basado en el concepto de la teoría de la
información, según el cual se ha calculado que incluso con más de 500 millones
de años de interacciones moleculares aleatorias dentro de una población de
moléculas orgánicas sólo se pueden generar 194 bits de información, mientras
que el genoma del virus típico tiene 120.000 bits de información y el genoma de
la bacteria E coli tiene alrededor de 6 millones bits de información.
Un argumento contrario a esa línea de pensamiento es que la replicación en un
entorno competitivo con materia prima limitada siempre favorecerá las entidades
químicas que son más eficientes en la replicación; y esto sigue sucediendo
generación tras generación, lo que implica que hay un punto en el que ya no se
puede considerar que se trata de un ambiente de interacciones moleculares
puramente aleatorias.
Si tratamos de imaginar cómo que fue ese primer producto químico o molécula
capaz de replicarse, deberíamos pensar en un virus. Al parecer muchos virus
contienen genes para transformar ciertas proteínas que no se encuentran
en ningún organismo celular, aunque los virus dependen totalmente de estos
organismos celulares para que produzcan estas proteínas para ellos. Por lo
tanto esto podría significar que los virus existieron antes que cualquier otra
cosa, ya que no podemos encontrar ninguna otra fuente biológica de estas
proteínas virales específicas.
Sin embargo, esto no aclara el problema de si fue antes el huevo o la gallina,
ya que los virus no pueden fabricar proteínas propias. El ARN ribosómico
representa el mecanismo fundamental de la síntesis de proteínas. Después de
todo, el gen del ARN ribosómico está presente en cada organismo celular del
planeta.
Así que tal vez existió un ecosistema pre-celular dominado por ARN ribosómico y
virus. El hecho de considerar si estas entidades son o no son vida, se
convierte en un asunto filosófico bastante farragoso.
De todas formas, todo esto nos lleva a ver la panspermia de otra manera. Ya que
parece muy poco probable que algo pueda sobrevivir sin blindaje en una travesía
entre sistemas estelares, Bueno quizás estos organismos pudieron morir, pero
trajeron consigo una plantilla de información, que sirvió para la producción de
nueva vida en la Tierra. Y por lo que dicen, tal vez en lo que deberíamos
pensar es en la necropanspermia.
Una vez más, esta opción es posible, pero ¿Tiene más probabilidades que la
opción de que la vida surgiera de forma espontánea en la Tierra? Quiero decir
que si un virus muerto choca contra Venus, va a ser tostado, o si lo prefiere,
aún más muerto de lo que ya estaba. Si la Tierra hace 4.300 millones de años
estaba en un estado de madurez suficiente para que una semilla iniciara todo el
proceso de la vida, ¿Es realmente más probable que esa semilla fuera un virus
interestelar muerto en lugar de tan sólo una yuxtaposición al azar de unos
nucleótidos y aminoácidos que sabemos ya estaban presentes en el planeta?
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Deinococcus radiodurans |
De cualquier manera, lo que es realmente especial acerca de la vida en la
Tierra ahora es conseguir cosas como Conan la bacteria. Conan, también conocida
como Deinococcus radiodurans, no sólo es una bacteria extremófila, sino una
bacteria poliextremofila, capaz de soportar condiciones extremas de frío,
deshidratación, vacío, ácido y, por supuesto, radiación.
Si se somete a Deinococcus a una dosis de 5.000 grays, que son unidades de
radiación ionizante, no sucede nada. Una radiografía de tórax o una misión
Apolo le expone a aproximadamente 1 milligray. Una dosis de 5.000 grays puede
producir cientos de roturas del doble filamento del ADN de cualquier organismo
lo que sería completamente letal para un humano
La bacteria Deinococcus logra sobrevivir gracias a que mantiene varias copias
de su ADN y puede aislar y reparar las roturas rápidamente. Como demostración
de su fortaleza, en 2003, un equipo de investigación tradujo la canción “Es un
mundo pequeño después de todo” en segmentos de una longitud de 150 pares de
bases de ADN, insertándolos en el genoma de Deinococcus, y fueron capaces de
recuperar esa información sin errores 100 generaciones más tarde.
Y en lugar de pensar que la bacteria Deinococcus es una evidencia
circunstancial de que la vida podría haber evolucionado en otro lugar y fue
transportada a la Tierra, prefiero pensar que Deinococcus es una indicación de
que la vida surgió en la Tierra y está lista para empezar a poblar el cosmos,
quizás con un poco ayuda tecnológica por parte de nosotros, los seres humanos.