Desde la perspectiva de la Tierra, el próximo 5 de junio de 2012 Venus cruzará el disco solar, produciendo una silueta que nadie que pueda observarla ese día podrá volver a hacerlo ya que el próximo tránsito solar de Venus se producirá en el año 2117.
Tránsito de Venus de 2004. Crédito de la imágen: Frans Snik, Dutch Open Telescope, La Palma, Islas Canarias. |
Los tránsitos de Venus son poco frecuentes, se producen en pares relativamente próximos entre sí y separados del siguiente par más de cien años. Este próximo tránsito está asociado al producido en 2004. Afortunadamente, a pesar de su rareza, este fenómeno puede ser observado en prácticamente todo el planeta.
El tránsito tendrá una duración aproximada de 7 horas comenzando a las 22:09 (UT) del día 5 de junio. Dada la hora de inicio, la posición más favorable para su observación se sitúa en centro del Océano Pacífico. En el continente americano la mejor hora para observarlo será al atardecer, mientras que en Europa será al amanecer. En España se verá la fase final del fenómeno que podrá observarse a primera hora de la mañana en Baleares, Cataluña y parte de Aragón y Navarra.
ATENCION: Siempre que se observe el Sol es necesario el uso de filtros especiales para evitar importantes daños oculares. El uso de telescopios o prismáticos sin protección aumenta dichos daños.
Fue en el siglo 18 cuando se empezó a prestar atención a los tránsitos de Venus. En aquella época se desconocía por completo el tamaño del sistema solar. Se conocía la separación relativa entre planetas pero no se sabía la magnitud exacta de dichas distancias. El astrónomo Edmund Halley se dio cuenta de que si se observaba el tránsito de Venus desde dos lugares en la Tierra separados por una distancia considerable, sería posible triangular la distancia hasta Venus utilizando el sistema de paralaje.
Esta idea hizo que se organizaran expediciones por todo el mundo para ver dos tránsitos en la década de 1760. El propio James Cook participó de una de estas expediciones realizando observaciones desde Tahití. Algunos historiadores han denominado a este esfuerzo internacional como “El Programa Apolo del Siglo XVIII”.
Sin embargo los resultados no se ajustaron a las expectativas. Una combinación de mal tiempo, ópticas poco avanzadas y el aspecto nebuloso de la atmósfera de Venus que no permite que se defina bien su silueta, impidieron que se consiguieran los datos necesarios. Habría que esperar hasta la invención de la fotografía en el siglo siguiente para obtenerlos.
La tecnología de que disponemos en el Siglo XXI permitirá obtener datos y fotografías sin precedentes incluso por Astrónomos amateur. La simple observación del fenómeno está al alcance de millones de personas que no necesitarán otra cosa que una protección adecuada.
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