Amigo lector,

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Bienvenido a este blog dedicado a la Astronomía y a la Astrofotografía, dos de mis grandes pasiones. Aquí podrás encontrar las noticias más recientes relacionadas con la Astronomía , así como mis últimos trabajos en fotografía astronómica. Quiero dedicar esta bitácora a la memoria de Carl Sagan, gran científico y excelente divulgador. Gracias a él varias generaciones de lectores y telespectadores se interesaron por la Astronomía en todo el mundo, hizo asequible a todos los públicos los conocimientos de la época sobre el cosmos y transmitió su pasión por la ciencia y el respeto al método científico.

______________________________________________________________________________________________________Jesús Canive

sábado, 27 de octubre de 2012

¿Por qué vemos siempre la misma cara de la Luna?



¿Se ha preguntado alguna vez por qué siempre vemos el mismo lado de la Luna? ¿Sabía que la Luna realiza una rotación sobre su eje cada vez que orbita la Tierra? ¿Porqué hay una cara oculta de la Luna? Veamos las relaciones entre la Tierra y la Luna y cuáles son las causas que producen una rotación sincrónica, un fenómeno que se repite en otros lugares del Sistema Solar.

La Luna completa un giro sobre su eje aproximadamente cada 28 días, que es el tiempo exacto que tarda en realizar su movimiento de traslación alrededor de la Tierra. Por lo tanto los periodos de rotación y translación son idénticos.  Si la Luna no girara sobre su eje, la cara opuesta a la Tierra durante la luna nueva sería la cara que veríamos durante la luna llena, no habría una cara oculta.  

Esta rotación sincronizada es el resultado de los efectos de marea causados por las fuerzas de atracción entre los dos cuerpos en los estadios iniciales de formación del satélite.

Una conclusión que podría sacarse de este fenómeno es que nos permite ver únicamente el 50 % de la superficie lunar, cosa que no es cierta.  En realidad vemos casi un 60% de la superficie total. El efecto que lo hace posible se llama libración y está producido por una serie de oscilaciones que no son fáciles de explicar:

Libración en longitud.- La Tierra no está en el centro de la órbita de la Luna. Este fenómeno se conoce como excentricidad y da lugar que la Luna aumente su velocidad al aproximarse a la Tierra y que decelere al alejarse, manteniendo constante, sin embargo, el giro sobre sí misma. Estos dos efectos combinados producen un pequeño desajuste u oscilación en dirección Este-Oeste con una amplitud máxima de casi 8 grados.

Libración en Latitud.- El eje de rotación de la Luna tiene una pequeña inclinación sobre el plano de su órbita que produce una oscilación Norte-Sur con una amplitud de casi 7 grados, lo que nos permite ver un poco más allá de los polos de forma alternativa. Este mismo efecto produce las estaciones en la Tierra.

Libración diurna.- Este movimiento está producido por la rotación de la Tierra y nos permite ver más de una extremo de la cara de la Luna y finalmente del otro extremo a medida que gira la Tierra. A modo de ejemplo, cuando caminamos junto a un edificio justo antes de llegar a él veríamos parte de su fachada lateral y al sobrepasarlo veríamos parte del otro lateral del edificio.

La combinación de estos tres efectos nos permite ver casi un 60% de la superficie lunar. En la siguente animación podemos apreciar en parte este efecto.

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/c/c0/Lunar_libration_with_phase2.gif
Animación: Wikipedia.

El efecto de rotación sincrónica no es un hecho aislado, es algo que se produce en otros lugares del Sistema Solar, por ejemplo entre Plutón y su satélite Caronte. En este caso la sincronización es doble, lo que produce que los dos objetos se den siempre la misma cara.

Por otro lado los cuatro satélites principales de Júpiter -Io, Europa, Ganimedes y Calisto- giran de forma sincrónica con su órbita por lo que se produce el mismo efecto que con nuestra luna, siempre muestran la misma cara hacia el planeta en torno al cual giran.

domingo, 7 de octubre de 2012

Un nuevo agujero negro en el centro de nuestra galaxia

El satélite SWIFT de la NASA ha detectado recientemente una emisión creciente de rayos X de alta energía  en la dirección del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Esta erupción producida por una nova de rayos X es poco común  e indica la presencia un agujero negro cuya existencia se desconocía hasta la fecha.


Vídeo de la emisión de rayos X capturada por el satélite Swit de la NASA es 16 de septiembre de 2012, como resultado de la captura masiva de gas por parte de un agujero negro desconocido hasta la fecha que ha sido bautizado con el nombre de J1745-26. Crédito: Centro Espacial Goddard de la NASA.

Una nova de rayos X es una fuente efímera de rayos X que aparece de forma  repentina, alcanza su máxima emisión en unos pocos días y luego se desvanece durante un período de tiempo que puede durar meses. La explosión se produce cuando un torrente de gas almacenado durante mucho tiempo, de forma súbita se precipita hacia una estrella de neutrones o hacia un agujero negro.

El nuevo agujero negro, que ha recibido el nombre de J1745-26, según las coordenadas de su posición, está localizado a unos pocos grados del centro de  nuestra galaxia en la constelación de Sagitario. Aunque aún se desconoce su distancia con precisión, se cree que puede oscilar entre 20.000 y 30.000 años luz, en las regiones más internas de la Vía Láctea.

Los observatorios terrestres detectaron emisiones tanto de infrarrojos como de radio, pero las espesas nubes de polvo que cubren esa zona de la galaxia han impedido a los astrónomos capturar una imagen en luz visible de Swift J1745-26.

La nova alcanzó su punto máximo de emisión de rayos X, con energías superiores a los 10.000 electronvoltios, el 18 de septiembre, alcanzando una intensidad equivalente a la de la famosa Nebulosa del Cangrejo, un remanente de supernova que sirve de objetivo de calibración para los observatorios de alta energía y es considerada una de las fuentes más brillantes de alta energía más allá del sistema solar.

A pesar de que las altas energías iniciales, estas se atenuaron rápidamente, lo que indicaba la presencia de una nova de rayos X, ya que este es un comportamiento típico de ese tipo de eventos. 

Este agujero negro debe formar parte de un sistema binario de baja masa que emite rayos X (LMXB), en el que el otro componente es una estrella similar al Sol. Una corriente de gas fluye desde la estrella normal y entra en el disco de acreción que se encuentra alrededor del agujero negro. En la mayoría de los LMXBs, el gas atrapado en este disco, se calienta mientras se mueve hacia el agujero negro, generando un flujo constante de rayos-X.

El flujo estable dentro del disco depende de la tasa de materia que fluye hacia él desde la estrella compañera. Bajo determinadas condiciones, el disco no puede mantener un flujo interno constante, acumulando el gas en las regiones exteriores. Como si de una presa se tratara, una vez alcanza un punto crítico, esta se rompe generando una oleada de gas muy caliente que se dirige hacia el agujero negro, creando así una nova de rayos X.

Cada explosión borra el disco anterior, dejando las regiones circundantes del  agujero negro con poco material que pueda caer hacia él, el sistema deja entonces de ser una fuente brillante de rayos X.

Este fenómeno ayuda a los astrónomos a explicar los estallidos transitorios a través de una amplia gama de sistemas, desde los discos protoplanetarios que se encuentran alrededor de estrellas jóvenes, a las novas enanas, donde el objeto central es una estrella enana blanca, e incluso las brillantes emisiones procedentes de los agujeros negros supermasivos que se encuentran en los corazones de galaxias distantes.


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Fuente: SWIFT



martes, 2 de octubre de 2012

Supernova Kepler


La muerte explosiva de estrellas masivas conocida como supernova, está entre los eventos más trascendentales en el cosmos porque gracias a ellas se esparcen por el espacio todos los elementos químicos que se producen en el interior de las estrellas que las desencadenan, incluyendo los elementos esenciales para la formación de planetas y para la propia vida. Una clase de supernova (tipo Ia) proporciona, además una gran ayuda a los investigadores. Este tipo de supernovas son utilizadas por los astrónomos como referencia para calcular las distancias de las galaxias remotas cuyas supernovas aparecen débiles debido a la enorme distancia. De esta manera se dispone de una herramienta de calibración de distancias cósmicas.

Imagen de los restos de la supernova Kepler tomada en tres longitudes de onda: visible (amarillo, Hubble), infrarojo (rojo, Spitzer) y rayos X (azul, Chandra). Los análisis de las imágenes en rayos X permien estimar la distancia al objeto en unos 21.000 años luz. Crédito: NASA Chandra/Spitzer/Hubble.
 
En octubre de 1604, se produjo una supernova en nuestra galaxia, la Vía Láctea, en la dirección de la constelación de Ofiuco. Su brillo fue tan grande que durante tres semanas fue visible incluso de día. JohannesKepler comenzó a observarla después de la primera semana, y posteriormente escribió un libro sobre el evento. Desde entonces, no se ha visto ninguna otra supernova en nuestra galaxia, aunque se han observado muchas otras en otras galaxias. La supernova de Kepler (como se la denomina a veces) resultó ser una supernova de tipo Ia, y debido a su proximidad es la referencia principal en la calibración de la distancia estándar. Irónicamente,  no se conoce realmente la distancia exacta de la supernova de Kepler. Se han realizado diversas estimaciones que oscilan entre diez  y veintiún mil años luz. 

Astrónomos del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian han dado un paso importante en la búsqueda de esta distancia. Afirman que los restos  de la supernova Kepler tienen otra característica. A diferencia de la mayoría otros restos como los de las supernovas tipo 1a, los restos de la supernova de Kepler muestran claros signos de que la onda de choque explosiva encontró una densa cáscara circumestelar. Este grupo de científicos han utilizado el Observatorio de rayos x Chandra para observar el espectro de emisión de átomos de hierro en el gas caliente y modelardos como derivados de la eyección de supernova y del material alcanzado por la onda de choque. De las mediciones del tamaño, la fuerza y detalles de la emisión, concluyen que el remanente es probablemente mayor de unos 21 mil años luz, aunque se necesitan investigaciones adicionales para fortalecer estas conclusiones. Después de años de 407 de investigación científica, los nuevos resultados finalmente ayudan a clarificar nuestra comprensión de este espectáculo dramático.


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