El satélite SWIFT de la NASA ha detectado recientemente una emisión creciente de rayos X de alta energía en la dirección del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Esta erupción producida por una nova de rayos X es poco común e indica la presencia un agujero negro cuya existencia se desconocía hasta la fecha.
Vídeo de la emisión de rayos X capturada por el satélite Swit de la NASA es 16 de septiembre de 2012, como resultado de la captura masiva de gas por parte de un agujero negro desconocido hasta la fecha que ha sido bautizado con el nombre de J1745-26. Crédito: Centro Espacial Goddard de la NASA.
Una nova de rayos X es una fuente efímera de rayos X que aparece de forma
repentina, alcanza su máxima emisión en unos pocos días y luego se
desvanece durante un período de tiempo que puede durar meses. La explosión se produce
cuando un torrente de gas almacenado durante mucho tiempo, de forma súbita se precipita hacia una estrella de neutrones o hacia un
agujero negro.
El nuevo agujero negro, que ha recibido el nombre de J1745-26, según las coordenadas de su posición, está localizado a unos pocos grados del centro de nuestra galaxia en la constelación de Sagitario. Aunque aún se desconoce su distancia con precisión, se cree que puede oscilar entre 20.000 y 30.000 años luz, en las regiones más internas de la Vía Láctea.
Los observatorios terrestres detectaron emisiones tanto de infrarrojos como de
radio, pero las espesas nubes de polvo que cubren esa zona de la galaxia han impedido a los
astrónomos capturar una imagen en luz visible de Swift J1745-26.
La nova alcanzó su punto máximo de emisión de rayos X, con energías superiores a los
10.000 electronvoltios, el 18 de septiembre, alcanzando una intensidad
equivalente a la de la famosa Nebulosa del Cangrejo, un remanente de
supernova que sirve de objetivo de calibración para los observatorios de
alta energía y es considerada una de las fuentes más brillantes de alta
energía más allá del sistema solar.
A pesar de que las altas energías iniciales, estas se atenuaron rápidamente, lo que indicaba la
presencia de una nova de rayos X, ya que este es un comportamiento
típico de ese tipo de eventos.
Este agujero negro debe formar parte de un sistema binario de baja masa
que emite rayos X (LMXB), en el que el otro componente es una estrella similar al Sol. Una corriente de gas fluye desde la estrella normal y entra en
el disco de acreción que se encuentra alrededor del agujero negro. En la
mayoría de los LMXBs, el gas atrapado en este disco, se calienta
mientras se mueve hacia el agujero negro, generando un flujo constante
de rayos-X.
El flujo estable dentro del disco depende
de la tasa de materia que fluye hacia él desde la estrella compañera.
Bajo determinadas condiciones, el disco no puede mantener
un flujo interno constante, acumulando el gas en las regiones
exteriores. Como si de una presa se tratara, una vez alcanza un punto
crítico, esta se rompe generando una oleada de gas muy caliente que se
dirige hacia el agujero negro, creando así una nova de rayos X.
Cada explosión borra el disco anterior, dejando las regiones circundantes del agujero negro con poco material que pueda caer hacia él, el
sistema deja entonces de ser una fuente brillante de rayos X.
Este fenómeno ayuda a los astrónomos a explicar los estallidos
transitorios a través de una amplia gama de sistemas, desde los discos
protoplanetarios que se encuentran alrededor de estrellas jóvenes, a las
novas enanas, donde el objeto central es una estrella enana blanca, e
incluso las brillantes emisiones procedentes de los agujeros negros
supermasivos que se encuentran en los corazones de galaxias distantes.
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Fuente: SWIFT
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