El centro de nuestra galaxia se encuentra a unos 27.000 años luz en dirección a la constelación de Sagitario. En el mismo centro de la galaxia se encuentra un agujero negro cuya masa multiplica por cuatro millones la masa del Sol. En torno a él hay una estructura con forma tórica (de rosquilla) de ocho años-luz de extensión que rodea el volumen interno de gas neutro y se estima que hay también miles de estrellas. Alrededor de ese, extendiéndose hasta los 700 años luz, hay una densa zona molecular con gran actividad, única en toda la galaxia, con cúmulos masivos de formación de estrellas muy luminosas, enormes nubes moleculares y otras muchas regiones de las que se aun conocemos poco.
Entre esa región y nosotros, hay tanto polvo que la luz visible se oscurece en un factor de un billón. Sin embargo, la radiación infrarroja, la radiofrecuencia y parte de la radiación de rayos X, pueden penetrar este velo, y han permitido desarrollar la imagen que podemos apreciar ahora. Un tramo del espectro infrarojo de especial interés para los astrónomos es el adyacente al espectro visible. Es precisamente en esta zona donde gran parte del universo emite la mayor parte de su radiación. La razón es que el polvo, omnipresente y frío, absorbe luz de las estrellas (y muchos otros tipos de radiación) de sus fuentes de emisión y la vuelve a radiar hasta nosotros, en esta banda del infrarrojo lejano. El telescopio espacial Herschel, lanzado el año pasado, es un instrumento capaz de detectar esta luz.
Los astrónomos Mireya Extaluze, Howard Smith, Peajes Volker, Tony Stark, y Eduardo González Alfonso del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, han utilizado los datos de esta región, recientemente obtenidos por el Herschel, para completar esta imagen del interior de la galaxia. La imagen muestra arcos, cúmulos de estrellas y cúmulos de material, que en su mayoría ya se conocían por observaciones de radiofrecuencia anterioree, pero ahora se pueden ver en las emisiones de luz del polvo frío que contienen. Los astrónomos han modelado la emisión de polvo, y han encontrado que las observaciones anteriores no habían sido capaces de detectar un componente frío pero masivo, cuya temperatura es de sólo 23 grados sobre el cero absoluto. El equipo también ha descubierto que el carácter de la emisión de polvo varía a lo largo de la región, y que la producción total de radiación, solamente de la región interior de la formación tórica, es de dos millones de veces la luminosidad del Sol. Estos resultados marcan sólo el comienzo de un análisis detallado de las diversas estructuras frías de polvo encontradas cerca del núcleo de nuestra galaxia.
Noticia: Phsyorg
Traducción y edición: Jesus Canive
Para saber más: Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics
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